miércoles, 23 de noviembre de 2011

La fluidez




Está dedicado a la necesidad de afrontar una parte de nosotros mismos que rechazamos y que es demasiado poderosa: la oscuridad. No es un enemigo, es un aliado, la fuerza que te falta está ahí escondida. Resolver la oscuridad y afrontar los miedos, entender por qué entras una y otra vez en procesos autodestructivos que te producen vergüenza, dolor y sufrimiento, supone descubrir un camino de luz y de conciencia.

Hay respuestas. Pero la vida no está hecha para llegar a ningún lugar definitivo. Es un fluir, que resulta muy distinto si uno está en la ignorancia o centrado en su propio ser. Estamos encerrados en una 'matrix' para ser dependientes, obedientes y devotos. El tiempo ha cambiado lo suficiente para que todo el mundo busque un camino de rebeldía.

Claro que duele, pero hay que distinguir entre el dolor y el sufrimiento. Te pegas un golpe y duele. Se va una persona querida y duele. El sufrimiento es dolor más importancia personal, lamento o autocompasión. Cuando la vida va pasando uno entiende una separación con sonrisa porque algo mejor nos debe de estar esperando. Y porque si amas a una persona lo que deseas es que haga lo que siente que tiene que hacer. Es en nuestro interior donde debemos alcanzar el centro del ser. Y, una vez que lo alcanzas, es fácil dejar a los demás en libertad, que la vida fluya y que confíes en que lo que sucede es lo adecuado para que saltes adelante

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